El sábado por la noche el Ayuntamiento de Baiona decidió suspender el espectáculo de lanzamiento de farolillos debido al fuerte viento, pero para entonces, ya se habían vendido 12 000 ejemplares y cientos de personas decidieron encender el fuego y lanzarlos al cielo por su cuenta, ignorando la prohibición.

Hoy, los restos de los farolillos han aparecido por todas partes en Baiona: en la orilla del río, en los árboles, balcones, en el suelo…

El alcalde de Baiona, Jean René Etchegaray, se ha mostrado muy enfadado con lo ocurrido: «Muchas veces, al superarse una cantidad de personas, ocurren actitudes inaceptables. Condenamos esos comportamientos. Los farolillos no debían de haber despegado porque prohibí el acto a causa del tiempo», ha explicado. Y es que, ha recordado que debido al fuerte viento el Consistorio valoró que era peligroso lanzar al cielo los farolillos.

El acto se pospuso oficialmente al próximo sábado y ante la próxima cita, el alcalde ha pedido que la gente sea «razonable»: «Visto lo visto, vamos a limitar la venta de farolillos y cuando se agoten no se venderán más».

El acto oficial de suelta de los farolillos se celebrará el 16 de diciembre, a las 19:30 horas, a orillas del río Errobi.

La de este año puede ser la última edición de este espectáculo porque la Prefectura de los Pirineos Atlánticos quiere prohibirla para el año que viene, poque una vez terminado todo, las luces cáen en cualquier lugar y pueden ser peligrosas, además de generar una gran cantidad de residuos. Precisamente por este mismo motivo ha habido polémica este año en Pamplona.

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